Vivimos en una época donde la información fluye a una velocidad vertiginosa, pero no toda es precisa. Las redes sociales, si bien son una herramienta poderosa de comunicación, también se han convertido en caldo de cultivo para la desinformación. ¿Cómo podemos discernir entre lo real y lo falso? Es crucial desarrollar un pensamiento crítico, verificar las fuentes y no compartir contenido sin antes cuestionarlo. La responsabilidad de informarnos verazmente recae en cada uno de nosotros.